Frutales, amaderados, especiados… Hay tantos perfumes como gustos. Y tanta combinación de esencias como olores puede registrar una nariz. Un perfume es sin duda una de las mayores estimulaciones del olfato. Un olor concreto puede incitar al deseo, a la melancolía, al buen humor, al recuerdo, a la nostalgia, al hambre… En definitiva, a sensaciones e imágenes que se producen cuando la esencia llega al cerebro. Los perfumes y sus relaciones con diferentes elementos es un campo aún en estudio. Pero mientras tanto, nada mejor que quedarse con el perfume que mejor nos defina. Un perfume que haga que la gente nos recuerde y nos identifique, un perfume que nos haga sentir mejor.
Personas especializadas en la perfumería cuentan con