Dicen que la clase se tiene o no se tiene. Pero no es cierto. La clase se puede adquirir con el paso del tiempo con una serie de hábitos. Y es como todo en la vida, ya que nadie nace aprendido. Hasta el hombre más gañán del mundo se puede convertir en todo un gentelman si cumple con una serie de requisitos. Y es que eso de que ‘el hombre cuanto más oso más hermoso’ ya no se lleva. Ahora, el hombre cuanta más clase, mejor. Toma nota para serlo.
Un hombre sí usa maquillaje y cremas
Es el punto más importante. Durante muchos años hemos pensado que eso de usar maquillaje y cremas es solo cuestión de mujeres. Craso error. Afortunadamente cada vez son más los hombres que compran sus propios productos para mantenerse joven. El maquillaje sirve para tapar impurezas o incorreciones. Por ejemplo, las famosas ojeras. Mientras que las cremas lo que nos hacen es mantenernos jóvenes y evitar que las temidas arrugas vayan saliendo. Es la mejor forma de evitar que el paso del tiempo haga mella en nuestro cuerpo. Un hombre que se cuida gana mucho con las mujeres.
La higiene
Seguimos echando por tierra la famosa teoría del oso. Ahora lo que se lleva para ser un caballero es ser una persona aseada. Aunque pueda sonar raro, piensa que hasta no hace mucho, se pensaba que el olor a sudor era de machos. Esto significa bañarse todos los días, utilizar una pequeña cantidad de colonia, lavar tus dientes, y cepillar tu pelo. Asegúrate de usar desodorante también de esos que dejan huella.
Culto por dentro como por fuera
El caballero del siglo XXI es el que cultiva su cuerpo y su mente. Ya lo decían los latinos: “corpore sano in mente sana”. Te recomendamos que vayas al gimnasio, que te cuides, que tengas un cuerpo 10. Pero también que cultives tu mente. ¿Eso cómo se hace? Pues está claro, leyendo mucho más. Viendo películas de culto (olvídate de las de peleas), acudiendo a exposiciones, a ver teatro. Y es que las mujeres desean que un cuerpo esté cultivado pero también la mente. Hay que mantener una conversación culta y que pueda aportar cosas a los dos que la practican. No utilices jergas ni frases hechas. Eso solo muestra falta de inteligencia.
Los detalles marcan la diferencia
A la hora de vestir, los pequeños detalles son los que convierten a un hombre en todo un caballero. Un ejemplo muy claro lo tenemos en los gemelos. Una joya de hombres que cada vez es más usado. La verdad es que no hay nada más elegante que ver a un hombre con un par de gemelos en los puños de su camisa. Hay gemelos personalizados para padres, hermanos, amigos, novios y para cualquier caballero que guste de llevar esta joya clásica y tan tradicional. “Dan un toque particular en la imagen y estilo de cada una de las personas. Son piezas que marcarán la diferencia. Hay opciones informales o cotidianas, estilos más simples y coloridos, incluso divertidos, hasta llegar a la elegancia y el glamour absoluto”, nos explican desde la joyería Kiwapa.
Un caballero gana más por lo que calla
Adiós a hacerse un Dominguín. ¿Qué es eso? Pues cuentan que nada más terminar de hacer el amor, el torero Luis Miguel Dominguín se levantó de la cama y se vistió para irse. La megaestrella Ava Gardner le preguntó: “¿A dónde vas?” Y él respondió mientras abría la puerta: “Pues dónde voy a ir. ¡A contarlo a mis amigos!”. Pues eso es lo que hay que evitar. Un caballero ni cuenta con las mujeres que ha estado ni cuenta las cosas que ha hecho. También si tu novia te deja, no hables mal de ella. Ya sabes que un caballero vale más por lo que calla que por lo que cuenta.
Un caballero no pelea
No te creas eso de que una mujer quiere a su lado un hombre que lucha por ella. Algunos impresentables pueden intentar pelear contigo porque eres diferente. Se maduro y vete. Es así de simple. Pelear no te hace un hombre, te hace un niño. Y si me dejas aconsejarte, en los tiempos que corren, una pelea solo te puede traer problemas judiciales y quedarte sin un euro.
Aquí tienes algunos consejos para convertirte en un hombre con clase. Ya has visto que aunque no nazcas con ella, puedes adquirirla con el paso del tiempo. Solo es cuestión de interés y de paciencia.