Viajar es bueno para la salud, ¡lo dice la ciencia!
Puede que alguna vez hayas sospechado que viajar no es solo algo divertido, si no también algo que nos cambia a un nivel más profundo: nos hace más empáticos, amplia nuestras perspectivas, aumenta nuestros conocimientos…
¿Tiene esta idea una base real? ¿Nos ocurre a todos? Según variados estudios científicos no vamos nada desencaminados. Viajar, aunque se trata de una escapada de fin de semana, es bueno para nuestra salud, tanto física como mental. Vivir consumidos por la rutina y hacerlo a un ritmo tan frenético convierte nuestros viajes en momentos vitales de desconexión. Y es que viajar mejora nuestra vida en todos los sentidos.
Razones científicas
A (casi) todos no gusta viajar. Los residentes en España realizaron, según el Instituto Nacional de Estadística, 41,8 millones de viajes en el primer trimestre de 2019, un 2,8% más que en el mismo periodo de 2018. Todo lo que conlleva hacer un viaje: elegir un destino, comprar los billetes, hacer las maletas…es casi del agrado de todo el mundo. Y a diferencia de otras cosas que causan placer, pero que sí que tienen contraindicaciones, viajar tiene multitud de beneficios para la salud tanto física como psicológicos. Estos son, resumidamente, los beneficios que se han podido comprobar:
- Mayor bienestar emocional y menos estrés: hasta la más corta de las salidas nos relaja y nos desconecta de la rutina y el estrés diario. Los viajes son como un paréntesis muy potente que hacemos en nuestra vida, que nos oxigena y nos recarga las pilas. Pero la actitud es importante, porque también existe el llamado “estrés vacacional”, que se produce durante toda la preparación del viaje, por la necesidad de controlar todo el proceso y lo que ocurrirá una vez estemos allí.
Viajar potencia las emociones positivas, nos ayuda a superar nuestros miedos y nos hace más tolerantes y flexibles
- Fomenta la agilidad mental: hace tiempo se creía que el cerebro adulto ya no se modificaba, aunque ahora se sabe que esto no es verdad. Vivir nuevas experiencias, afrontar situaciones en contextos completamente distintos, supone todo un reto para nuestro intelecto y la ciencia a demostrado que las neuronas pueden crear nuevas conexiones durante toda la vida si la situación es propicia.
Cuando viajamos vivimos en el presente, nuestra mente desconecta de todas las obligaciones y preocupaciones y disfruta del momento. Pasamos unos días con una actitud “mindfulness”, lo que nos aleja de los hábitos de pensamientos negativos que rodean nuestra vida diaria y nos fortalece mentalmente ya que viajamos con una actitud mucho más abierta y eso nos hace felices.
- Mantiene a raya muchas enfermedades: hay estudios que demuestran que viajar disminuye el riesgo de padecer un infarto de miocardio y también se ha hallado la relación entre la movilidad corporal que se origina por el movimiento social que produce en los viajes, que nos aleja de la vida sedentaria que solemos llevar de continuo. Las largas caminatas recorriendo pueblos y ciudades se traducen en el fortalecimiento de los huesos, músculos, articulaciones y el corazón. También están muy de moda las escapadas para hacer actividades deportivas y los hoteles saludables que basan nuestra estancia allí, en buena comida y desconexión total.
Además, una escapada también ayuda a elevar la vida sexual de las parejas. Volver a conectar, tener tiempo para uno mismo y para la pareja, estar en un espacio propicio, genera emociones positivas que ponen a tope la serotonina, la hormona más conocida del amor y la felicidad.
- Fomenta una autoestima más sólida: todo viaje representa toda clase de desafíos, sobre todo si lo que intentamos es salir de nuestra zona de confort. La actitud que tomamos frente a este reto es lo que nos hace sentir más seguros y mejor con uno mismo, lo que repercute en nuestra autoestima.
Aprovechar los viajes también para dedicarnos momentos de autocuidado aumenta nuestro bienestar y nos da otra perspectiva de nuestra vida, a través del autodescubrimiento.
- Mayor amplitud para afrontar los problemas: conocer otras realidades y tomar distancia de nuestras vidas, nos brinda otros puntos de vista y nos ayuda a relativizar, abriendo nuestra mente a nuevas perspectivas y dándole a nuestros problemas su verdadera dimensión. A menudo, después de un viaje somos mucho más capaces de valorar lo que tenemos y nos sentimos más agradecidos, lo que, sin duda, se convierte en mayor bienestar emocional.
Viajar durante toda la vida
En la actualidad hay muchas agencias que ofrecen rutas y destinos pensados, principalmente, para las necesidades de los viajeros con edad madura, a los que se conoce como “viajeros senior”. Hay muchísimas ofertas para mayores de 50, mayores de 65, con precios más asequibles. Y es que, para este sector, los seniors son unos clientes que pueden permitirse viajar durante todo el año, ya que, la mayoría son jubilados con ganas de disfrutar, siempre que la salud se lo permita. Incluso hay programas de turismo de salud que lo que ofrecen son salidas a balnearios que ofrecen tratamientos que pueden prevenir, mejorar o paliar problemas como la artrosis, enfermedades reumáticas, problemas respiratorios y otras dolencias, además de proporcionar la relajación y descanso que necesitan.
Ya sea con un grupo de amigos, en pareja o en solitario, cualquier viaje será beneficio. Si viajan varias parejas, hay ofertas como la de Boria BCN, que ofrece la posibilidad de alquilar habitaciones tipo loft, que ofrece todas las comodidades y servicios de un hotel, con un poco más de independencia. Si el viaje es en pareja, hay muchas opciones para recuperar la intimidad y volver a disfrutar del tiempo juntos. Para los más valientes, que se deciden a viajar solos, elegir viajes en grupo es una estupenda oportunidad de conocer gente nueva con la que poder relacionarte y empezar nuevas amistades.
Y es que nunca es tarde para formar nuevos recuerdos, que es lo que nos llevamos también de cada una de estas experiencias que formarán parte de nuestra identidad personal. Porque viajar nos hace felices, y no solo mientras lo estamos disfrutando: la anticipación de las experiencias que vamos a vivir, la repercusión que tienen en nuestra salud y la mejora de las relaciones sociales, nos brindan un placer y un bienestar que no tiene precio.