Mientras la carpintería de aluminio no llegó a recuperarse desde la crisis del 2008, los cerramientos en PVC están experimentando un crecimiento considerable este año. Terminado el verano, la gente prepara sus casas para el invierno, utilizando este material como aislante en ventanas que dan a la calle. Veamos por qué el PVC es ideal para mantener el calor dentro de los hogares y hacer más agradable la estancia durante los meses más fríos del año.
La Unión Europea está subvencionando la instalación de ventanas y cerramientos en PVC y la sustitución de las antiguas por unas nuevas en este material, por medio de un plan renove, financiado por los fondos de resilencia y gestionados por las comunidades autónomas. Veremos en este artículo que es el PVC, las características de las ventanas fabricadas con este producto, su diferencia con las de aluminio y por qué han experimentado un auge en su instalación. Así, el lector valorará si vale la pena invertir o no en colocarlas.
Qué es el PVC.
El policloruro de vinilo (PVC) es un material plástico derivado del petróleo que se puede reciclar por diferentes medios. Es dúctil y maleable, se puede modelar para darle cualquier forma, no es corrosivo y presenta una buena resistencia al fuego, al agua y a la electricidad. Se reblandece a los 80 grados centígrados y se descompone a los 140.
Se obtiene por el craqueo del petróleo, a través de varios procesos químicos que van alterando los enlaces moleculares del compuesto. Convirtiéndolo en un material estable por medio de estabilizadores.
Tiene diversas utilidades industriales, sobre todo a partir de la segunda mitad del siglo XX en el que se desarrolla la producción en masa. En la actualidad sustituye al metal en una serie de objetos, como canalizaciones de agua y sanitarios, marcos de puertas y ventanas, y material para la construcción: revestimientos, techos tensados, pavimentos. En una versión más flexible se emplea en el aislamiento de cables eléctricos, las famosas regletas, en la fabricación de juguetes y en la industria del calzado.
Tiene una gran resistencia a la corrosión química y al roce mecánico, por lo que presenta una durabilidad de hasta 60 años. En circunstancias normales, tiene una baja inflamabilidad, no arde con facilidad y detiene la combustión cuando la llama se aleja. En su uso para la construcción, sobre todo de exteriores, recibe un tratamiento que lo hace incombustible y resistente a los rayos ultravioleta.
Se utiliza extensivamente en entornos sanitarios, donde la higiene es una prioridad, puesto que no absorbe ni sustancias líquidas, ni gaseosas, ni microorganismos. En sanidad lo podemos encontrar integrado en las máquinas y como materia prima de catéteres y bolsas de almacenamiento de sangre.
Es un buen aislante, sobre todo del calor, por lo que se suele utilizar en la industria para la conducción de gases derivados de la combustión o en los hogares para mantener la temperatura. Su bajo costo en producción e instalación lo convierte en un material muy rentable.
Ventajas de las ventanas de P.V.C.
Las ventanas de PVC se pueden encontrar con cualquier acabado y en cualquier color. Ya no son los clásicos marcos blancos presentes en algunos edificios. Se le puede dar una apariencia metálica o de imitación a madera, donde la textura y el tacto se asemejan bastante. La maleabilidad del material permite al fabricante ofrecer infinidad de diseños, lo que le convierte en un elemento interesante en decoración.
La principal ventaja de estas ventanas es su poder aislante. Ofrecen un gran aislamiento acústico y térmico debido a su naturaleza no conductora, separando la temperatura de dos ambientes, la exterior y la interior. Según Replus Zaragoza, fabricantes e instaladores de ventanas de PVC, ofrecen una gran eficacia energética. Mantienen la temperatura del hogar con el consiguiente ahorro en calefacción.
Ese aspecto aislante es un plus de seguridad en el hogar, aumentando la protección ante incendios. Los marcos no son inflamables, tienen una gran resistencia a la llama y frenen la propagación del fuego por las paredes del edificio.
Los marcos y molduras son compactos y adaptables. En su interior contienen un tubo de acero que refuerza la estructura. Al ser plástico se puede acoplar a cualquier línea y superficie.
Tienen un bajo mantenimiento, por no decir nulo. No se oxidan con el agua, ni se reblandecen con el calor. Basta con aplicarles una limpieza jabonosa para mantenerlos en óptimas condiciones.
Cuando las ventanas de PVC se introdujeron en el mercado, corrió el rumor de que eran un material contaminante, ya que se trataba de un derivado del petróleo. Nada más lejos de la realidad. Es un producto ecológico, en tanto que en su fabricación no se desprende ninguna sustancia tóxica, no dejan residuos contaminantes en el medio ambiente y es un producto 100% reciclable.
Diferencias con las ventanas de aluminio.
Las molduras y marcos de PVC son más voluminosas que las de aluminio. Es imprescindible, ya que en su interior contienen el tubo de acero que le da robustez y varias cámaras internas de aire. Los marcos de aluminio presentan líneas rectas y delgadas, aunque se hayan decorado siempre dan esa imagen metálica.
El PVC es mil veces más aislante que el aluminio. El aluminio, como metal, es un conductor de temperatura, tanto del frío como del calor. La nula transmitancia térmica del PVC, separando radicalmente la temperatura interior y exterior, no la cubren las ventanas de aluminio ni con la rotura del puente térmico, una cámara interna dentro de los marcos, entre la parte interior y exterior, rellena con un material aislante.
A su favor, podemos decir que el aluminio soporta cristales de grandes dimensiones y paredes acristaladas, es la estructura ideal sobre la que construir muros de cristal, cosa que no sucede con el PVC, que al ser plástico, no soporta tanto peso.
El aluminio también es más duradero. La vida útil de una ventana de aluminio está calculada en unos 80 años, mientras que el PVC empieza a presentar problemas, sobre todo de dilatación, a partir de los 50.
Las ventanas de PVC se adaptan a la perfección a la normativa europea de eficiencia energética, cubriendo todos los requisitos de calidad recogidos en las leyes, algo que le cuesta mucho más alcanzarlo a la carpintería de aluminio, incluso aplicando los últimos avances tecnológicos.
Para encontrar una ventana de aluminio que ofrezca las mismas prestaciones que una buena ventana de PVC tenemos que gastarnos tres veces más. Si comparamos los dos tipos de ventana, con la misma calidad, la de PVC es más eficiente.
Cuando el PVC se introdujo en el sector de la cristalería para la construcción, cosa que sucedió en las últimas décadas del siglo pasado, era un producto muy caro. Irrumpió pegando fuerte, con unas características y avances tecnológicos que no se conocían hasta ese fecha. En ese momento las ventanas de aluminio eran más económicas. Para competir en calidad con el PVC tuvo que modernizarse. En la actualidad, si nos movemos en términos de calidad-precio, el PVC es más económico que las ventanas de aluminio.
Auge de las ventanas de PVC.
Desde hace tiempo, las ventanas de PVC son las más utilizadas en Europa. En Alemania cerca de un 70% están fabricadas en este material. En Francia llegan a un 65%, Reino Unido un 60% y Suiza e Italia un 51%.
En países más fríos como Rusia, Polonia o Eslovenia superan el 80% del total. Las bajas temperaturas que sufren estas regiones en invierno requieren de un material aislante que hagan confortable la estancia en la casa.
En España, la industria del PVC ha experimentado un crecimiento en los últimos 10 años. Se calcula que hay unas 1750 empresas relacionadas con este material que generan en torno a 160.000 puestos de trabajo, 38.000 de ellos directos. El PVC produce un volumen de negocio de 5.200 millones de euros al año en nuestro país.
Es tal la fuerza que está cogiendo este material, que algunas empresas fabricantes, con una larga experiencia en la carpintería de aluminio, han dado el salto al PVC, como es el caso de “Cortizo”, una marca de referencia en el mercado nacional.
En la lucha contra el cambio climático, la Unión Europea ha destinado un fondo de 3.420 millones de euros, como recoge la página de noticias de idelista.com, para hacer los hogares españoles más sostenibles. Estos fondos están gestionados por las comunidades autónomas e incluyen la sustitución de las ventanas antiguas por unas nuevas en PVC. Una de las medidas incluidas en el Plan de Recuperación, Transformación y Resilencia (PRTN) aprobado recientemente por el gobierno. Alguien que decida aprovechar la oportunidad puede ahorrarse un 40% en el precio de la instalación y obtener una deducción fiscal del 20% del dinero invertido. De esto se deduce la importancia que tienen estas ventanas en el camino hacia la eficiencia energética y la voluntad decidida de apoyarlas.
El auge en la venta y colocación de ventanas de PVC tiene sus bases sólidas, depende de cada uno subirse al carro y aprovechar la oportunidad