Razones por las que no acudimos al dentista

Por todos es sabido que, al menos una vez en la vida, hay que pisar un centro de salud por una cosa o por otra. La cuestión es que los seres humanos (o los seres vivos, en general) echamos a temblar cuando se presenta ante nosotros la posibilidad (y, a veces, la obligación) de tener que ir a algún médico, ya sea para una prueba que necesitamos hacernos para descartar enfermedades o por simple rutina valorativa.

Aun así, el simple hecho de empezar a encontrarnos mal, sentir dolores e, incluso, tener que ir al hospital a ver a un familiar o amigo hospitalizado, nos hace algo raro en el cerebro y nos pone mal a nosotros mismos.

Las dos razones son muy sencillas: miedo… y dificultades económicas.

 

Vayamos por partes: el ancestral miedo a acudir al médico

El miedo a ir al médico no es algo nuevo. De hecho, todos hemos escuchado alguna vez a alguna persona mayor decir cosas del tipo: “No voy a médico, porque seguro que me encuentran cosas malas”. Pero no solo se escucha en las personas mayores, ¿verdad? Porque el miedo de acudir al hospital o a algún centro de salud suele venir de la mano con que nos pasa algo malo, y ninguno queremos encontrarnos mal.

Pero, ¿acaso no es mejor encontrar algo a tiempo y poder sanarlo, que encontrarlo muy tarde y que ya no se puede hacer nada?

El miedo a ir al médico (o Iatrofobia), existe. Y es más común de lo que te imaginas. De hecho, no solo está extendida entre los ancianos… sino entre personas de cualquier sexo o edad. Es completamente irracional, porque la enfermedad no aparece por ir al médico… Sin embargo, ese miedo puede poner en riesgo la salud de una forma que no te puedes ni tan siquiera imaginar.

Pongamos el supuesto más grave que podríamos encontrarnos.

Suponte que, desde hace ya medio año, te dan dolores frecuentes de cabeza, se te nubla la visión, se te va la fuerza en las manos, y, de vez en cuando, incluso, se te va completamente la vista. Al principio, estos síntomas son tan puntuales que no les prestas atención, que incluso le das la explicación de que estás cansado del trabajo y tu cuerpo reacciona a ese cansancio.

A pesar de ello, el tiempo pasa… y, en lugar de desaparecer, estos síntomas aparecen más de seguido e, incluso, aparecen con mayor fuerza que antes.

Pero aun así no es lo suficientemente pronto para acudir al médico porque, seamos sinceros, tienes tanto miedo de ir a ver a un profesional y que te saque en los análisis algo malo que, subconscientemente, le das tú mismo explicaciones absurdas que no puedes ni probar: me falta tal vitamina, trabajo demasiado, es que no he dormido bien…

Sigue pasando el tiempo… y un día pasa: te desmayas en mitad de la calle.

Llaman a la ambulancia, te llevan al hospital, te hacen analíticas… y descubren lo irremediable: tumor cerebral en un estado muy avanzado. Tanto… que el médico te cita en su consulta y te da la noticia más horrorosa de todas: está tan avanzado que ya, a estas alturas, no se puede hacer absolutamente nada.

¿Ves a dónde quiero llegar? Ir al médico no provoca, en absoluto, que vaya a originarse una enfermedad en tu cuerpo. Los hospitales y los centros de salud están llenos de bacterias y virus, pero que acudas a ellos no quiere decir que se te van a pegar todos y que vas a acabar enfermo por el simple hecho de ir. Ir al médico va a hacer que pillen esa enfermedad a tiempo y que, en consecuencia, puedan atacarla antes de que avance todavía más y más hasta ser mortal.

Métete esto en la cabeza: cuanto antes acudas al médico, antes pillarán lo que tienes…  y antes podrán ponerle remedio.

 

Esto puede asemejarse con el miedo a ir al dentista

De hecho, según la OMS, el 15% de los españoles tienen miedo de acudir al dentista. Si en España conviven caso 48 millones de personas, eso quiere decir que, al menos, a 7.200.000 personas en toda España (de cualquier edad) les aterra acudir al dentista.

En realidad, es algo ancestral: cuando vamos al dentista, nos sientan en una mesa camilla y, la mayoría de las veces, nos rodean dos o tres personas que se ponen a hurgarnos en la boca. ¿Pero sabías que este miedo es más antiguo de lo que te imaginas?

Piensa en los animales: ¿para qué usan la boca? Para defenderse y para comer. Esto es algo que no solo pasaba entre los animales, sino que, cuando vivíamos en las cavernas y cazábamos con lanzas de madera y roca, la boca era un instrumento más de defensa. Muchos de los miedos amenazadores que sentimos hoy día vienen, precisamente, de este pasado antiguo, porque se ha quedado integrado en nuestro subconsciente y, a día de hoy, todavía nos acompaña.

Piensa en el miedo a la oscuridad (desde donde, antiguamente, nos acechaban las bestias), piensa en el miedo a que nos dejen sin escapatoria contra una pared (cosa que, antiguamente, significaba la muerte), piensa incluso en ese miedo a que se nos caiga la pared encima (porque antes vivíamos en cuevas y podían caérsenos encima).

El miedo al dentista nos acompaña, precisamente, de este pasado remoto.

Porque la boca sigue siendo una herramienta (si no para cazar, para comer). Y, el hecho de que nos sienten en una camilla y nos inmovilicen… y, encima, trasteen en nuestra boca, viene a ser lo mismo que invadir nuestra intimidad y una amenaza muy grande para nuestro interior.

Pero, ante todo, no debemos olvidar que estos profesionales están aquí para ayudarnos, y que coger una enfermedad bucal a tiempo… puede significar todo lo contrario a perder los dientes o la boca: mantenerla sana.

 

El miedo no es la única causa de no ir al dentista: el factor económico también nos influye, en gran medida, al tomar esta decisión

El economista ha plasmado un estudio sobre la economía estos últimos años. En este estudio, las estadísticas son las siguientes (y cito textualmente):

El 41% de los españoles fue capaz de ahorrar dinero en 2020… pero el 7,3% tuvo que pedir prestado ese ejercicio.

El 10% de la población llegó a fin de mes con «mucha dificultad» en 2020 -2,2 puntos más que en 2019-, y el 35,4% no tuvo capacidad para afrontar gastos imprevistos, frente al 33,9% del año anterior, según se recoge en la Encuesta de Condiciones de Vida (ECV) publicada ayer por el INE”.

¿Te has dado cuenta de lo que esto significa? El porcentaje de personas que poseen dificultades para llegar a fin de mes y afrontar esos gastos imprevistos que pueden achacarnos mes a mes (que se nos estropee el coche, que se rompa nuestro ordenador -que, en mi caso, es mi elemento laboral-, que se pona mala nuestra mascota…) crece más cada año, y esto es realmente demoledor.

¿Cuántas personas consideran que la salud es el elemento más importante de todos los gastos que hemos de afrontar mes a mes? Si se nos estropea el coche y, al mismo tiempo, nos sale una caries en la boca, ¿qué harías primero? ¿Llevar el coche al taller… o acudir de inmediato al dentista? Ya te lo digo yo: irías al taller.

 

La salud dental influye en todo el organismo por igual

Los especialistas en salud bucodental y ortodoncia, Ortodoncia Gran Vía 51, nos advierten de que no tratar a tiempo diversas enfermedades bucodentales no solo puede conllevar a la irremediable pérdida de la pieza dental… sino a que nuestra salud general empeore inexorablemente. También te recuerdan, en caso de que tengas problemas para afrontar los gastos que conllevan ir al dentista, que puedes financiar este trato para hacerte de una vez todo lo que necesitas y no tener problemas económicos.

Para que te hagas una idea, vamos a hacerte una breve lista de los problemas que salud derivados de una mala salud bucodental no tratada a tiempo:

  • Tienes las comunes, por ejemplo.
    • Sarro. Que es cuando tienes tanta acumulación bacteriana en la boca que tus dientes tienen una capa amarillenta encima. ¡Hay que limpiarlo!
    • Gingivitis. En caso de exceso de placa bacteriana, se te inflaman las encías, se te enrojecen, te sangran…
    • Periodontitis. Es un estado avanzado de la gingivitis que conlleva la pérdida de las piezas dentales.
    • Caries. Todos sabemos qué son las caries y cómo duelen, ¿no?
  • Halitosis. Debido a las bacterias que hay en los dientes y que no se eliminan correctamente, nos huele el aliento. ¿Nunca has oído “¿Tío, te huele el aliento?”.
  • Enfermedades cardiovasculares. ¿Sabes que las bacterias pueden pasar a la sangre si hay inflamación o sangrado de encías? Esto puede hacer que esto viaje por las venas y arterias y vayan directamente al corazón… y, por supuesto, provocarte un infarto.
  • Enfermedades pulmonares. Además de lo anterior, estas bacterias no solo pueden ir al corazón, sino a los pulmones, donde pueden provocarte enfermedades pulmonares que no querrás saber (como la neumonía).
  • Diabetes. Si tienes diabetes y no te lavas los dientes en condiciones, puedes sufrir de mayor dificultad para controlar el nivel de azúcar en sangre.
  • Problemas en el embarazo. Si estás embarazada, lávate bien los dientes… porque el caso contrario puede originar partos prematuros, bebé de bajo peso al nacer y una mayor probabilidad de preeclampsia en la gestante.

 

Por lo tanto, es hora de eliminar barreras: acepta esas ayudas económicas (como las financiaciones) para acudir al dentista y no tengas tanto miedo de ellos. Porque da mas miedo lo que puedes padecer si no vas que si te arreglas los dientes…

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