¿Cuántas veces nos hemos encontrado con el caso de una persona que no quiere ir al dentista por miedo? Seguro que algunos de nuestros familiares, o incluso nosotros o nosotras mismas, hemos sentido ese miedo alguna vez, aunque sepamos de sobra que no hay por qué temer. En ocasiones, nuestro cerebro opera de esa manera: no quiere admitir la seguridad de un proceso por el simple hecho de no verse obligado a ser sometido a él. Es irracional pensar así, desde luego, sobre todo si tenemos en cuenta que quienes lo pagamos somos nosotros y nosotras mismas con el empeoramiento de nuestra salud dental.
Una noticia publicada en el portal web Cuídate Plus, perteneciente al diario Marca, informaba de que uno de los grandes motivos por los que la población española no acostumbra a ir al dentista es precisamente ese, el miedo. Hasta un 14’9% de la población había reconocido tenerlo (y otro tanto por cierto lo tendrá, aunque no lo reconozca). La colocación de la anestesia y la extracción de piezas dentales son los dos actos que más miedo suelen causar entre la población en general (si bien causan más inquietud entre las personas adultas).
Un artículo de El Clasificado dividía el miedo que sufre la gente a ir al dentista en cuatro tipos de miedo diferentes:
- El miedo al dolor, que es común en muchas personas. Pero, llegados a este punto, es necesario realizar una reflexión. Si nos da miedo el dolor, ¿no tememos al dolor que nos puede provocar una muela en mal estado? Porque, desde luego, ese dolor afectará a zonas de nuestro cuerpo que ni siquiera se encuentren dentro de nuestra boca, como es el caso de la cabeza o del oído.
- El miedo a las agujas es otro de los que más asustan a la gente. Pero basta con no mirar para no sufrirlo.
- El miedo al torno dental es otro de los grandes aspectos relacionados con este asunto. Sin embargo, y a pesar del ruido que genera, no notamos dolor a causa de él gracias a la anestesia.
- En última instancia, un miedo que ha sido común al ser humano y a los animales desde el principio de los tiempos: el miedo a lo desconocido. Y es que, muchas veces, la incertidumbre es lo que genera desconfianza a las personas. La pregunta una vez aquí sería saber dónde hay incertidumbre en una clínica dental que cuenta con las mejores tecnologías y los profesionales más experimentados y preparados.
Sin embargo, en ninguna de estas noticias se habla de uno de los grandes miedos que, tradicionalmente, ha estado asociado a acudir al dentista: el miedo al varapalo económico que eso creemos que supone para la economía personal o la familiar. Aunque los precios ya no son tan desorbitados como hace algunos años, hay muchas personas que han intentado, por todos los medios, que acudir al dentista no les suponga hipotecarse a futuro.
En los últimos tiempos, es cierto que ha crecido el número de personas que han buscado soluciones a sus problemas dentales. Reducir el impacto económico que eso supone y encontrar, a pesar de ello, a un profesional que les otorgue la confianza que andan buscando ha sido el objetivo principal de todos esos pacientes. Y, para ello, la red ha sido la mejor herramienta. Así nos lo han dicho desde Dentistas COE, que aseguran que ha crecido de un modo exponencial (entre un 50 y un 60%) el número de personas que han buscado a sus dentistas a través de Internet. Y es que, cuanto mayor es nuestro poder de decisión, más cerca estamos de obtener el servicio que deseamos a un mejor precio.
La necesidad de mejorar nuestros hábitos
No sería necesario que dependiéramos tanto de un dentista si nos cuidáramos mejor en materia bucodental, algo que, a pesar de estar convirtiéndose en habitual poco a poco entre los españoles y españolas, todavía requiere de una mejora. La población de este país no se ha caracterizado a lo largo de su historia por cuidar en demasía de sus dientes, por lo que no nos extraña que hayamos tenido miedo de acudir a un dentista durante tantos años. Precisamente por eso, España ha estado siempre en ese grupo de países que peor salud bucodental ha tenido de toda Europa. Un triste bagaje que tenemos que voltear.
Hemos empezado a intentar darle la vuelta a eso, pero no será fácil terminar de completar este objetivo. Hay muchas personas que, por simple cabezonería, nunca acudirán a un dentista o que solo lo harán cuando sea demasiado tarde. La solución es simple: convencer a las nuevas generaciones de la importancia que tiene la salud bucodental. Si lo conseguimos, todas las generaciones que vengan después estarán perfectamente educadas al respecto y entonces sí que España podrá medir sus datos con los de los países que más destaquen en este campo.